lunes, 1 de diciembre de 2014

JEAN MICHEL JARRE - Oxygene





La impresionante portada de MICHEL GRANGER
... Y la música electrónica se hizo mayor y despertó al gran público en forma de enigmático disco de misteriosa y algo lúgubre portada, que llenó mis noches de verano en mi salón a oscuras, rodeado de mis hermanos y padres, que flipábamos y alucinábamos mientras sonaban los extraños acordes de esta obra magna de la música instrumental contemporánea... Sí, es el famoso, seminal OXÍGENO (que así era como lo llamábamos), que descubrió a un jovencísimo y desconocido músico francés, del que lo poco que se sabía era que su padre respondía al nombre de MAURICE JARRE, músico de formación clásica que incluso había ganado Oscars con bandas sonoras inolvidables de grandes clásicos de David Lean...

Contraportada original del LP, de 1976. Hasta su aspecto y porte era misterioso....
Se ha hablado y escrito muchíiiisimo de esta obra de JEAN MICHEL JARRE, y hemos leído y oído muchas "etiquetas" (música cósmica, música planeadora, electrónica de instrumentos analógicos...), pero más allá de etiquetas, que no suelen gustarme mucho, y de denominaciones más o menos afortunadas, hay que hablar de lo que una determinada música te sugiere, qué tipo de sensaciones te despierta y qué teclas emocionales internas te toca por dentro. Para mí, esta música es lo más parecido a una droga que yo he probado en mi vida (porque de las otras, ni de lejos...), y es tal el estado mental en el que te "coloca" esta obra musical y son tan amplias e indescriptibles las sensaciones interiores que te despierta y las "imágenes" que te hace vivir, que no se pueden explicar con palabras. 
Todo aquel que no haya escuchado algo, aunque sea unos minutos, de este disco, probablemente no viva en este planeta, ya que nos encontramos ante un clásico entre clásicos de la música instrumental electrónica, lleno de aplastantes himnos sintéticos, pero a la vez, orgánicos. No es algo frío o superficial, ni nada en la línea cósmica horizontal, sin grandes cambios melódicos, de gente como los Tangerine Dream de los 70; bien al contrario, la música de Jarre siempre se ha caracterizado por tener un componente cálido, asequible, melódico, pero a la vez profundo y penetrante. Esta música tiene algo que se queda grabado en la memoria para siempre. Es una vanguardia muy clasicista, algo moderno en su época, pero también ahora, a pesar de que su sonido "ya no se lleva", porque el uso de sintetizadores y secuenciadores digitales ha relegado estos instrumentos de Oxygene a algo parecido a los Stradivarius en el terreno de los sintetizadores, término que el propio Jean Michel se encargó de acuñar hace algunos años.

        
Rudimentario video clip (era lo que se llevaba) de Oxygene IV. Hay otro de pingüinos, pero en este al menos se le ve a él tocando con cara de pipiolo...

Grabado, por lo que se cuenta, después de que Jean Michel Jarre se inspirara en la portada original de Michel Granger, después de que su futura esposa, Charlotte Rampling, le regalara el cuadro original, Oxygene tiene un marcado carácter ecologista (no deja de ser un album conceptual, como gran parte de los del músico francés), tema por el cual Monsieur Jarre siempre se ha preocupado mucho. 
Comentando el disco someramente, la obertura se divide en dos partes bien diferenciadas: una larga introducción que nos prepara para el corpus de esa parte 1, que es uno de los temas más solemnes, lúgubres y casi terroríficos de la discografía del genio de Lyon. Ese sonido semejante al Theremin de la melodía principal nos deja casi sin aliento, pues nos introduce en un mundo de pesadilla, casi como el que representa la portada del album. La transición hacia la parte 2, sin solución de continuidad, nos lleva a uno de los grandes clásicos, no ya de Jarre, sino de toda la música electrónica universal. El sonido de olas y gaviotas sintéticas nos abre paso a otra pieza cortísima, la parte 3, también ciertamente oscura y misteriosa, con un sonido muy característico de vanguardia musical años 70, que se te pega a la piel y a la mente y no te suelta. La primera parte del disco es terriblemente lúcida, triste y misteriosa, sin duda, pero de una calidad musical incomparable en los parámetros de las nuevas músicas.

Rarísimo single alemán de vinilo de 7 pulgadas, con las partes 2 y 6 de Oxygene
La segunda parte del disco (la cara B del vinilo original, que fue nuestra primera vez con el francés), comienza con el tema más famoso de la obra (más arriba, tenéis el video oficial), la pieza que tradicionalmente Jean Michel Jarre incluye como single en cada disco, con fines más comerciales, pero que sigue gozando de envidiable buena salud, y que ha sido objeto de multitud de versiones, reversiones, remezclas, remixes varios y covers a cargo de otros músicos a lo largo del tiempo. Pero como el original, ya sabéis... A continuación, Oxygene V, dividido en dos partes muy bien diferenciadas. Una, tranquila, suave, que va in crescendo progresivamente hasta desembocar en una secuencia contundente, rítmica, nerviosa, con una melodía épica de fondo realmente buena. El disco se cierra con un tema suave, con el fondo de las olas del mar (efecto artificial, lógicamente), y en el que vuelve a aparecer una música misteriosa, sugerente, que nos lleva hasta el final con el sonido del mar y las gaviotas que, invariablemente, suenan a lo largo no ya de la pieza, sino de toda la obra, como recordatorio de que la naturaleza es la gran protagonista del disco. Una naturaleza que, justo es decirlo, nos estamos cargando y que está revelando, tras su piel de tierra y mar, un esqueleto interno que nos recuerda que también es un ente vivo que sufre y se puede rebelar, a poco que la obliguemos a ello.

El francés, en plena faena, en uno de sus conciertos más recordados, el de la plaza de la Concorde, de 1979
Tras el exitazo monumental de este disco, (no el primero del artista francés, ya que antes había editado "Deserted palace", había escrito la música de la película "Les granges brulees" y había firmado multitud de jingles, canciones para otros artistas y demás música para todo tipo de proyectos y encargos), los casi 18 millones de copias vendidas en todo el mundo pesaron lo suyo a la hora de marcar la futura carrera de este artista, hasta el punto de lanzar, 21 años después, una tardía secuela titulada Oxygene 7-13, interesante pero lógicamente inferior a la obra que nos ocupa. Más tarde, en el 2007, hubo otra grabación de este album con los mismos instrumentos pero con los modernos equipos de grabación y masterización digital que la técnica ponía a su disposición, que limpiaron muy mucho el sonido original. También se editó un DVD, "Oxygene, live in your living room", donde el músico francés se rodea de tres de sus colaboradores e interpreta en directo y en tiempo real una interesantísima reinterpretación del disco, con añadidos extra de música improvisada que hizo las delicias de los seguidores del gurú de los teclados.


Aquí os dejo la parte 1 completa, la más "fantasmagórica" del disco

Resumiendo, otro "must" para este humilde cronista bloguero, de un músico que marcó una época, un estilo y una impronta muy personal en la música contemporánea de finales del siglo XX, y al que ahora mismo hemos perdido la pista, ya que en este siglo no ha dado grandes señales de recuperación, ni siquiera de intentarlo, pero al que su selecta obra le habilita para ser considerado por todo buen aficionado a la música como uno de los grandes protagonistas de las nuevas corrientes musicales tan en boga en los 70 y 80, y que contra viento y marea, con música sin letra ni canciones convencionales dignas de ser radiadas por una radiofórmula, consiguió hacerse con un lugar en la cumbre dentro de la música popular contemporánea. Toda una heroicidad.

Imagen tomada en Zurich durante uno de sus conciertos de la gira promocional de la nueva grabación de 2007

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